10 jun 2011
licencia creative commons
hazme un huequecillo por Mario Agustín González Cano se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
10 may 2011
7 abr 2011
4 abr 2011
30 mar 2011
21 mar 2011
Sobre Rocdrigo González
El otro día busqué los vídeos de las canciones de Rockdrigo que hace unas semanas descubrí en la red. Quería guardarlos, y no encontré otra opción que colgarlos en el blog.
No llegué a conocer personal mente a Rodrigo. Lo vi tocando un día en algún lugar de México D.F. Se estaba haciendo un sitio en la historia de la música contemporánea de México.
Rockdrigo tenía un enorme potencial que quedó truncado por el terremoto de septiembre del ochenta y cinco.
Al mes de aquel terremoto, me ofrecieron la posibilidad de volver a la península Ibérica para un trabajo. Era un viaje de ida, sin posible retorno; y en éste tipo de viajes, uno trata de llevar todo su mobiliario sentimental, y muchas veces se tiene que seleccionar , y descartar muchas cosas. Pero la música nunca se descarta. Llevaba una bolsa repleta de cassettes; bolsa que en alguna de las escalas de mi viaje, se extravió en algún aeropuerto de los Estados Unidos de Norte América. En esa bolsa llevaba un par de cintas de Rockdrigo, una de ellas era la de sus urbano historias. Por suerte un amigo mexicano que vino a hacer un master a Barcelona, me pasó varias cintas con temas del gran profeta del nopal. Estas canciones que he colgado, son algunas de ellas.
Rockdrigo supo retratar como nadie el México que le tocó vivir, sufrir y morir.
No llegué a conocer personal mente a Rodrigo. Lo vi tocando un día en algún lugar de México D.F. Se estaba haciendo un sitio en la historia de la música contemporánea de México.
Rockdrigo tenía un enorme potencial que quedó truncado por el terremoto de septiembre del ochenta y cinco.
Al mes de aquel terremoto, me ofrecieron la posibilidad de volver a la península Ibérica para un trabajo. Era un viaje de ida, sin posible retorno; y en éste tipo de viajes, uno trata de llevar todo su mobiliario sentimental, y muchas veces se tiene que seleccionar , y descartar muchas cosas. Pero la música nunca se descarta. Llevaba una bolsa repleta de cassettes; bolsa que en alguna de las escalas de mi viaje, se extravió en algún aeropuerto de los Estados Unidos de Norte América. En esa bolsa llevaba un par de cintas de Rockdrigo, una de ellas era la de sus urbano historias. Por suerte un amigo mexicano que vino a hacer un master a Barcelona, me pasó varias cintas con temas del gran profeta del nopal. Estas canciones que he colgado, son algunas de ellas.
Rockdrigo supo retratar como nadie el México que le tocó vivir, sufrir y morir.
19 mar 2011
9 feb 2011
LA MÚSICA AMANSA A LAS BESTIAS
MIS HISTORIAS
Nací en México D. F. el treinta y uno de enero de mil novecientos sesenta y uno, fruto de la unión de Agustín González Martínez (comerciante hijo de exiliado español, y ex- trompetista) y de Laura Cano Ortega (bailarina que se retiró en Europa cantando rancheras y baladas en francés).
Comencé a rasgar las cuerdas de una guitarra que mi hermana Laura dejó olvidada en una esquina de la Gaspara , y entre los doce o trece años aprendí los primeros acordes y canciones con Luis Parini, de los Parini de Salinas.
Junto con varias compañeras y compañeros del Instituto de Salinas (Castrillón) formamos un grupo coral y una guitarra, mi Lola, para actuar en un festival de fin de curso. Ensayábamos en una casa de la parroquia, y allí nos escuchó un cura que nos fichó para cantar en la misa de las once del domingo. Algunos feligreses por lo general los más viejos, se molestaban porque cantábamos canciones de la misa campesina nicaragüense; decían que éramos” comunistas”, y yo por entonces, sinceramente, no tenía una conciencia política clara, es más, me creía que los “rojos “, eran aquellas personas que, o bien, tenían mala circulación sanguínea, de ahí el color rosado de su nariz y piel, o le daban al tintorro más de la cuenta…
Mi conciencia política surgió un día que pasaba en bicicleta por la calle entre la iglesia y el instituto, de camino a mi casa, y el Bofio me tiró una piedra al tiempo que gritaba: “ ¡ al rojo, que ye de goma! …”
Canté canciones Asturianas de Víctor Manuel, Nuberu, Julio Ramos y de Víctor Jara y Serrat, en la casa de Chile del Eje cinco de México D.F. allá por los primeros años ochenta.
Comencé estudios de solfeo y guitarra en una escuela del Instituto Mexicano de Bellas Artes; estudios que interrumpió el terremoto de Septiembre del año ochenta y cinco.
(De todas formas reconozco que entre el solfeo y yo no había mucha química).
Participé en un programa de radio Mexiquense dirigido por Marcela Campos, en el que canté alguna canción de mi cosecha. Lo cierto es que no estaba muy satisfecho con lo que hacía, y para colmos un oyente llamó diciendo que le recordaba a Silvio Rodríguez. Lo que por entonces supuso una losa pesada, hoy me llena de orgullo, pues reconozco mi admiración por el maestro cubano, y reconozco su influencia, así como que nunca compré un disco suyo; sus canciones las aprendí de oído, de cancioneros que se vendían con los acordes y las letras y de discos que grababa en casetes…la antigua piratería…De vuelta a la Península Ibérica, lo intenté de nuevo con el solfeo, pero no había manera de que nos entendiéramos. Viajé un poco por Europa y llegué a un país a orillas del Mediterráneo y pegado a los Pirineos en el que se habla una lengua que tiene un poco de español, y un poco de francés, en definitiva, una lengua romance, con identidad propia que cuenta con trovadores de la talla de Lluis Llach y de Joan Manuel Serrat, quien sin duda pueda ser el responsable de que a Cataluya se la reconozca en todo el mundo latinoamericano.
En este pequeño país trabajé en una sala de fiestas, primero como camarero, después como tramoyista y ayudante de iluminación, y me empapé del espíritu de los artistas de base, aquellos que no conocemos, pero que siempre están ahí. Mientras tanto iba haciendo canciones sin darme cuenta, pues la guitarra y el canto, siempre han sido para mí una forma de terapia interior, ya que desde niño escuché que la música amansa a las fieras.
En el invierno de dos mil cuatro, estuve apunto de amputarme el dedo índice de mi mano izquierda con un hacha mientras cortaba leña. Me dí cuenta entonces de que debía registrar algunas canciones, ya que la próxima vez, quizá no tendría la misma suerte. En el invierno de dos mil siete con la ayuda de Esteve Dalmau, les fui dando su forma definitiva, al tiempo que él las transcribía.
Finalmente, después de mucha insistencia se grabaron en el estudio de Xavi Puig, bajo su dirección y con la desinteresada ayuda de Rut Romero, a la que siempre agradeceré su profesionalidad y su talento.
Una vez grabado el CD, intenté editarlo, pero te das cuenta que la industria discográfica es un dinosaurio en descomposición, y que tú no eres ni siquiera una bacteria de un gusano de esa descomposición; y de que la S G A E es más bien un dinosaurio, pero en este caso, dinosaurio glotón. Cuando visité sus oficinas para pedir información, no sabía bien si me encontraba en las de la sociedad general de autores, o en las de la hacienda pública… sobre todo por el trato recibido, tan…burocrático…
Es por todo ello que, decidí colgar, algunos, de los once temas en la red, para todo aquel que los quiera disfrutar. Una persona me confesó que después de escucharlos se sintió un poco mejor de cómo estaba antes de hacerlo; si para ello sirvieran, ya me doy por satisfecho.
Gracias a todos aquellos que me ayudaron: Laura, Rut, Adriana V. Jaquelin, Miguel Ángel, Estéve Dalmau, Xavi Puig, a la madre de Xavi, por sus ricos macarrones... Y a todos aquellos que se suman a mi facebbok, a los que están en el myspace y en el Blog.
Nací en México D. F. el treinta y uno de enero de mil novecientos sesenta y uno, fruto de la unión de Agustín González Martínez (comerciante hijo de exiliado español, y ex- trompetista) y de Laura Cano Ortega (bailarina que se retiró en Europa cantando rancheras y baladas en francés).
Comencé a rasgar las cuerdas de una guitarra que mi hermana Laura dejó olvidada en una esquina de la Gaspara , y entre los doce o trece años aprendí los primeros acordes y canciones con Luis Parini, de los Parini de Salinas.
Junto con varias compañeras y compañeros del Instituto de Salinas (Castrillón) formamos un grupo coral y una guitarra, mi Lola, para actuar en un festival de fin de curso. Ensayábamos en una casa de la parroquia, y allí nos escuchó un cura que nos fichó para cantar en la misa de las once del domingo. Algunos feligreses por lo general los más viejos, se molestaban porque cantábamos canciones de la misa campesina nicaragüense; decían que éramos” comunistas”, y yo por entonces, sinceramente, no tenía una conciencia política clara, es más, me creía que los “rojos “, eran aquellas personas que, o bien, tenían mala circulación sanguínea, de ahí el color rosado de su nariz y piel, o le daban al tintorro más de la cuenta…
Mi conciencia política surgió un día que pasaba en bicicleta por la calle entre la iglesia y el instituto, de camino a mi casa, y el Bofio me tiró una piedra al tiempo que gritaba: “ ¡ al rojo, que ye de goma! …”
Canté canciones Asturianas de Víctor Manuel, Nuberu, Julio Ramos y de Víctor Jara y Serrat, en la casa de Chile del Eje cinco de México D.F. allá por los primeros años ochenta.
Comencé estudios de solfeo y guitarra en una escuela del Instituto Mexicano de Bellas Artes; estudios que interrumpió el terremoto de Septiembre del año ochenta y cinco.
(De todas formas reconozco que entre el solfeo y yo no había mucha química).
Participé en un programa de radio Mexiquense dirigido por Marcela Campos, en el que canté alguna canción de mi cosecha. Lo cierto es que no estaba muy satisfecho con lo que hacía, y para colmos un oyente llamó diciendo que le recordaba a Silvio Rodríguez. Lo que por entonces supuso una losa pesada, hoy me llena de orgullo, pues reconozco mi admiración por el maestro cubano, y reconozco su influencia, así como que nunca compré un disco suyo; sus canciones las aprendí de oído, de cancioneros que se vendían con los acordes y las letras y de discos que grababa en casetes…la antigua piratería…De vuelta a la Península Ibérica, lo intenté de nuevo con el solfeo, pero no había manera de que nos entendiéramos. Viajé un poco por Europa y llegué a un país a orillas del Mediterráneo y pegado a los Pirineos en el que se habla una lengua que tiene un poco de español, y un poco de francés, en definitiva, una lengua romance, con identidad propia que cuenta con trovadores de la talla de Lluis Llach y de Joan Manuel Serrat, quien sin duda pueda ser el responsable de que a Cataluya se la reconozca en todo el mundo latinoamericano.
En este pequeño país trabajé en una sala de fiestas, primero como camarero, después como tramoyista y ayudante de iluminación, y me empapé del espíritu de los artistas de base, aquellos que no conocemos, pero que siempre están ahí. Mientras tanto iba haciendo canciones sin darme cuenta, pues la guitarra y el canto, siempre han sido para mí una forma de terapia interior, ya que desde niño escuché que la música amansa a las fieras.
En el invierno de dos mil cuatro, estuve apunto de amputarme el dedo índice de mi mano izquierda con un hacha mientras cortaba leña. Me dí cuenta entonces de que debía registrar algunas canciones, ya que la próxima vez, quizá no tendría la misma suerte. En el invierno de dos mil siete con la ayuda de Esteve Dalmau, les fui dando su forma definitiva, al tiempo que él las transcribía.
Finalmente, después de mucha insistencia se grabaron en el estudio de Xavi Puig, bajo su dirección y con la desinteresada ayuda de Rut Romero, a la que siempre agradeceré su profesionalidad y su talento.
Una vez grabado el CD, intenté editarlo, pero te das cuenta que la industria discográfica es un dinosaurio en descomposición, y que tú no eres ni siquiera una bacteria de un gusano de esa descomposición; y de que la S G A E es más bien un dinosaurio, pero en este caso, dinosaurio glotón. Cuando visité sus oficinas para pedir información, no sabía bien si me encontraba en las de la sociedad general de autores, o en las de la hacienda pública… sobre todo por el trato recibido, tan…burocrático…
Es por todo ello que, decidí colgar, algunos, de los once temas en la red, para todo aquel que los quiera disfrutar. Una persona me confesó que después de escucharlos se sintió un poco mejor de cómo estaba antes de hacerlo; si para ello sirvieran, ya me doy por satisfecho.
Gracias a todos aquellos que me ayudaron: Laura, Rut, Adriana V. Jaquelin, Miguel Ángel, Estéve Dalmau, Xavi Puig, a la madre de Xavi, por sus ricos macarrones... Y a todos aquellos que se suman a mi facebbok, a los que están en el myspace y en el Blog.
Etiquetas:
autobiografía,
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Kano,
Mario
Envejecemos
A mis cuarenta y diez…
A mis cuarenta y diez, cuarenta y nueve dicen que aparento …(dijo el maestro Sabina…)
Yo digo que, por alguno de menos podría pasar…
Pero a fin de cuentas, que más da; la procesión va por dentro, me decía mi abuela
Carmina.
Mi procesión interior es buena, a pesar de los pesares; y me propongo seguir dando la lata, al menos otros cincuenta o más. Eso sí, al menos al 95%, psíquica y… bueno, físicamente, con el 50% me conformo… Y que me desenchufen antes de convertirme en un vegetal de invernadero…La muerte es un acto natural y nada más…
Tengo una canción de 2009, en la que trato de alguna manera el tema. Mi hermana Laura la grabó sin que yo lo supiera e hizo un montaje que colgó en el blog; yo le pedí que la quitara, porque aún no tenía la forma final que yo pretendía darle; era apenas un embrión. Pero, lo cierto es, que me costaba encontrar su forma final; la tenía un poco atravesada. Fue mi profesora de canto Denia, de la escuela de Vidreres, la que me ayudó, en la labor de darle esa forma final.
El texto, aquí lo dejo; las notas a la guitarra y la voz espero registrarlas este año, y si fuera posible hacerle algún arreglo.
Envejecemos
Envejecemos, llega el otoño a nuestras vidas. La arrogante alopecia que cabalga sobre mi calavera.
Envejecemos el tiempo adquiere otra dimensión, otro color otro sabor, y cada día se vive con más intensidad.
Porque cada día es más breve que en nuestra juventud, porque cada día es único.
Envejecemos, envejecemos…
Envejecemos, nuestros mayores se hacen más mayores…y un día se van…
Hacia el lugar, de donde nadie ha vuelto jamás. Somos materia que se corrompe, y alma mía ¿a dónde vas?
¿Otras dimensiones? ¿Tan sólo materia? O ¿Sagrada Unidad?
Somos tan sólo un instante en la historia del tiempo, Julieta, un micro momento…
De nada sirve aferrarse a lo material
Somos tan sólo un instante, apenas realidad…
Germina una semilla, riega la planta, recoge sus frutos, disfruta de la vida…
Envejecemos el tiempo adquiere otra dimensión, otro color, otro sabor, y cada día se vive con más intensidad.
Porque cada día es más breve que en nuestra juventud, porque cada día es único.
Envejecemos, envejecemos…
Germina una semilla, riega la planta, recoge sus frutos, disfruta de la vida
Germina una semilla riega la semilla, recoge sus frutos, disfruta de la vida
Germina una semilla, riega la planta, recoge sus frutos, disfruta de la vida…
31/1/2011
A mis cuarenta y diez, cuarenta y nueve dicen que aparento …(dijo el maestro Sabina…)
Yo digo que, por alguno de menos podría pasar…
Pero a fin de cuentas, que más da; la procesión va por dentro, me decía mi abuela
Carmina.
Mi procesión interior es buena, a pesar de los pesares; y me propongo seguir dando la lata, al menos otros cincuenta o más. Eso sí, al menos al 95%, psíquica y… bueno, físicamente, con el 50% me conformo… Y que me desenchufen antes de convertirme en un vegetal de invernadero…La muerte es un acto natural y nada más…
Tengo una canción de 2009, en la que trato de alguna manera el tema. Mi hermana Laura la grabó sin que yo lo supiera e hizo un montaje que colgó en el blog; yo le pedí que la quitara, porque aún no tenía la forma final que yo pretendía darle; era apenas un embrión. Pero, lo cierto es, que me costaba encontrar su forma final; la tenía un poco atravesada. Fue mi profesora de canto Denia, de la escuela de Vidreres, la que me ayudó, en la labor de darle esa forma final.
El texto, aquí lo dejo; las notas a la guitarra y la voz espero registrarlas este año, y si fuera posible hacerle algún arreglo.
Envejecemos
Envejecemos, llega el otoño a nuestras vidas. La arrogante alopecia que cabalga sobre mi calavera.
Envejecemos el tiempo adquiere otra dimensión, otro color otro sabor, y cada día se vive con más intensidad.
Porque cada día es más breve que en nuestra juventud, porque cada día es único.
Envejecemos, envejecemos…
Envejecemos, nuestros mayores se hacen más mayores…y un día se van…
Hacia el lugar, de donde nadie ha vuelto jamás. Somos materia que se corrompe, y alma mía ¿a dónde vas?
¿Otras dimensiones? ¿Tan sólo materia? O ¿Sagrada Unidad?
Somos tan sólo un instante en la historia del tiempo, Julieta, un micro momento…
De nada sirve aferrarse a lo material
Somos tan sólo un instante, apenas realidad…
Germina una semilla, riega la planta, recoge sus frutos, disfruta de la vida…
Envejecemos el tiempo adquiere otra dimensión, otro color, otro sabor, y cada día se vive con más intensidad.
Porque cada día es más breve que en nuestra juventud, porque cada día es único.
Envejecemos, envejecemos…
Germina una semilla, riega la planta, recoge sus frutos, disfruta de la vida
Germina una semilla riega la semilla, recoge sus frutos, disfruta de la vida
Germina una semilla, riega la planta, recoge sus frutos, disfruta de la vida…
31/1/2011
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