9 feb 2011

LA MÚSICA AMANSA A LAS BESTIAS

MIS HISTORIAS


Nací en México D. F. el treinta y uno de enero de mil novecientos sesenta y uno, fruto de la unión de Agustín González Martínez (comerciante hijo de exiliado español, y ex- trompetista) y de Laura Cano Ortega (bailarina que se retiró en Europa cantando rancheras y baladas en francés).
Comencé a rasgar las cuerdas de una guitarra que mi hermana Laura dejó olvidada en una esquina de la Gaspara , y entre los doce o trece años aprendí los primeros acordes y canciones con Luis Parini, de los Parini de Salinas.
Junto con varias compañeras y compañeros del Instituto de Salinas (Castrillón) formamos un grupo coral y una guitarra, mi Lola, para actuar en un festival de fin de curso. Ensayábamos en una casa de la parroquia, y allí nos escuchó un cura que nos fichó para cantar en la misa de las once del domingo. Algunos feligreses por lo general los más viejos, se molestaban porque cantábamos canciones de la misa campesina nicaragüense; decían que éramos” comunistas”, y yo por entonces, sinceramente, no tenía una conciencia política clara, es más, me creía que los “rojos “, eran aquellas personas que, o bien, tenían mala circulación sanguínea, de ahí el color rosado de su nariz y piel, o le daban al tintorro más de la cuenta…
Mi conciencia política surgió un día que pasaba en bicicleta por la calle entre la iglesia y el instituto, de camino a mi casa, y el Bofio me tiró una piedra al tiempo que gritaba: “ ¡ al rojo, que ye de goma! …”

Canté canciones Asturianas de Víctor Manuel, Nuberu, Julio Ramos y de Víctor Jara y Serrat, en la casa de Chile del Eje cinco de México D.F. allá por los primeros años ochenta.
Comencé estudios de solfeo y guitarra en una escuela del Instituto Mexicano de Bellas Artes; estudios que interrumpió el terremoto de Septiembre del año ochenta y cinco.
(De todas formas reconozco que entre el solfeo y yo no había mucha química).
Participé en un programa de radio Mexiquense dirigido por Marcela Campos, en el que canté alguna canción de mi cosecha. Lo cierto es que no estaba muy satisfecho con lo que hacía, y para colmos un oyente llamó diciendo que le recordaba a Silvio Rodríguez. Lo que por entonces supuso una losa pesada, hoy me llena de orgullo, pues reconozco mi admiración por el maestro cubano, y reconozco su influencia, así como que nunca compré un disco suyo; sus canciones las aprendí de oído, de cancioneros que se vendían con los acordes y las letras y de discos que grababa en casetes…la antigua piratería…De vuelta a la Península Ibérica, lo intenté de nuevo con el solfeo, pero no había manera de que nos entendiéramos. Viajé un poco por Europa y llegué a un país a orillas del Mediterráneo y pegado a los Pirineos en el que se habla una lengua que tiene un poco de español, y un poco de francés, en definitiva, una lengua romance, con identidad propia que cuenta con trovadores de la talla de Lluis Llach y de Joan Manuel Serrat, quien sin duda pueda ser el responsable de que a Cataluya se la reconozca en todo el mundo latinoamericano.
En este pequeño país trabajé en una sala de fiestas, primero como camarero, después como tramoyista y ayudante de iluminación, y me empapé del espíritu de los artistas de base, aquellos que no conocemos, pero que siempre están ahí. Mientras tanto iba haciendo canciones sin darme cuenta, pues la guitarra y el canto, siempre han sido para mí una forma de terapia interior, ya que desde niño escuché que la música amansa a las fieras.
En el invierno de dos mil cuatro, estuve apunto de amputarme el dedo índice de mi mano izquierda con un hacha mientras cortaba leña. Me dí cuenta entonces de que debía registrar algunas canciones, ya que la próxima vez, quizá no tendría la misma suerte. En el invierno de dos mil siete con la ayuda de Esteve Dalmau, les fui dando su forma definitiva, al tiempo que él las transcribía.
Finalmente, después de mucha insistencia se grabaron en el estudio de Xavi Puig, bajo su dirección y con la desinteresada ayuda de Rut Romero, a la que siempre agradeceré su profesionalidad y su talento.
Una vez grabado el CD, intenté editarlo, pero te das cuenta que la industria discográfica es un dinosaurio en descomposición, y que tú no eres ni siquiera una bacteria de un gusano de esa descomposición; y de que la S G A E es más bien un dinosaurio, pero en este caso, dinosaurio glotón. Cuando visité sus oficinas para pedir información, no sabía bien si me encontraba en las de la sociedad general de autores, o en las de la hacienda pública… sobre todo por el trato recibido, tan…burocrático…
Es por todo ello que, decidí colgar, algunos, de los once temas en la red, para todo aquel que los quiera disfrutar. Una persona me confesó que después de escucharlos se sintió un poco mejor de cómo estaba antes de hacerlo; si para ello sirvieran, ya me doy por satisfecho.

Gracias a todos aquellos que me ayudaron: Laura, Rut, Adriana V. Jaquelin, Miguel Ángel, Estéve Dalmau, Xavi Puig, a la madre de Xavi, por sus ricos macarrones... Y a todos aquellos que se suman a mi facebbok, a los que están en el myspace y en el Blog.

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